Todo el mundo conoce a las orquídeas; cualquiera tiene en mente la existencia de un amplio abanico de especies y variedades, por lo general, todas plantas de porte mediano a grande y muy vistosa floración, de origen tropical y naturaleza epifita, o sea, que se desarrollan sobre otras plantas, sin parasitarlas, sólo para sustentarse, generando así sus características raíces aéreas. Muchas de estas especies son manipuladas por el hombre debido a su interés comercial, encontrándose en permanente búsqueda de híbridos, cada vez más vistosos y con floraciones más abundantes y duraderas; en este sentido, las orquídeas ornamentales más conocidas son las del género Phalaenopsis, sujetas a continuados procesos de mejora y de producción comercial masiva. Pero también las hay de importancia económica debido a sus propiedades medicinales y culinarias, como la apreciada vainilla (Vanilla planifolia).
Sin embargo, existen muchas especies de
orquídeas en la Flora peninsular y de las Baleares, alrededor de 90 especies
repartidas en 25 géneros, aproximadamente, además de numerosos procesos de hibridación
natural entre taxones, que generan aún mayor variabilidad. Todas son terrestres
y se alejan de los tamaños y portes de las orquídeas tropicales epifitas,
pasando a menudo desapercibidas a ojos no expertos. Son, en cualquier caso,
bellezas en miniatura que podemos encontrar durante nuestros paseos por el
campo, dependiendo de las localidades y la latitud en la que estemos, entre los
meses de febrero y junio, aproximadamente, algunas en ambientes nemorales,
boscosos, pero la mayoría en pastizales y praderas más o menos frescas.
Orchis papilionacea
Las orquídeas son plantas vivaces que tienen órganos subterráneos de reserva, denominados tubérculos y rizomas, a partir de los que renacen cada primavera, llegadas las condiciones adecuadas de humedad y temperatura. Son plantas hermafroditas, presentando ambos sexos en cada individuo; y realizan, en la mayoría de los casos, la función clorofílica para la nutrición, salvo en algunos taxones heterotrofos, o sea, incapaces de autoabastecerse y con necesidades de hongos asociados para su desarrollo.
Orchis papilionacea
Finalmente, nuestras orquídeas están sujetas a factores de riesgo e impactos similares a los que acontecen sobre el conjunto de la biodiversidad de la Península y Baleares, más teniendo en cuenta el desconocimiento generalizado existente sobre ellas, al respecto de su ecología y distribución: la ocupación espacial mediante el desarrollo del urbanismo e infraestructuras de naturaleza diversa; la transformación de los hábitat de interés para las orquídeas más raras y escasas; incluso el coleccionismo que practican algunos mal llamados “amantes de la naturaleza”.
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