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Paseo ornitológico urbano por el Guadiana en Badajoz

17 - Sep - 2020 | Audema

La Alcazaba de Badajoz mira el paso del río Guadiana; sus aguas remansadas fluyen lentamente en este tramo hacia la Raya, condicionadas por la existencia de una pequeña presa aguas abajo, el Azud de Badajoz, también conocido como Azud de la Granadilla.

Un recorrido por la margen izquierda del fluvio merece la pena para todo paseante, encontrando en la zona muchos alicientes, muy en particular, los amantes de la Naturaleza y de las aves.

Este borde fluvial del Guadiana fue acondicionado hace escasos años para el disfrute de ciudadanos y turistas. Desde la desembocadura del arroyo Rivillas se suceden, aguas abajo, los miradores y los puentes, muy estéticos, en algunos casos históricos, como el Puente de Palmas, que facilitan las paradas de observación sobre las orillas y la vegetación ribereña, de carrizos, espadañas, cañas y juncos, como orlas de las que destacan algunos árboles y arbustos, sobre todo chopos y sauces, fresnos y álamos, además de algunos ejemplares naturalizados, de ornamentales y de sombra.

La orilla izquierda resulta ser un espacio lineal de gran relevancia para la fauna, singularmente para las aves. Y el paseo fluvial habilitado, además de las aceras de la avenida vecina al río, magníficas atalayas desde las que realizar avistamientos importantes.

Toda temporada del año resulta idónea para llevar a cabo la actividad. Un ingente grupo de especies aladas vista de la margen izquierda del Guadiana, la actuación en curso y la parte vieja de Badajoz, desde el Puente de Palmas. Cuenta el espacio, según el momento, siendo las joyas locales las ardéidas, las garzas en general: garzas reales, garcillas bueyeras y cangrejeras, garcetas comunes, pueden verse odo el año; garzas imperiales, avetorillos…

Vista de la margen izquierda del Guadiana, la actuación en curso y la parte vieja de Badajoz, desde el Puente de Palmas. y martinetes, durante el periodo reproductor; también la garceta grande se observa más asidua en la zona, más allá de la temporada de invierno. A estas zancudas se añaden otras especies de interés conservacionista, unas más abundantes en estos medios ríparios y palustres, como el calamón, el rascón, el pájaro moscón, la oropéndola, el abejaruco, el martín pescador, el avión zapador, la presencia reciente del morito, la nidificacion del vencejo real en fisuras y juntas de algunos puentes, el aguilucho lagunero; y otras menos habituales, apreciables sobre todo en la invernada, como la espátula y el pechiazul. Alguna nutria, turón y meloncillo, además, sorprenderá al senderista más mañanero, en las frescas matinales del invierno.

La lámina de aguas calmas incluye algunas islas fluviales, a menudo pobladas de eucaliptos altos que posibilitan el asentamiento de numerosas agrupaciones de cormoranes grandes, y en las que se aprecian grandes cantidades acumuladas de guano; las gaviotas y diversas anátidas, sin embargo, prefieren reposar durante el invierno en la superficie del río, también en las proximidades del Azud de la Granadilla.

Concentración de adultos, subadultos y juveniles de gaviota sombría (Larus fuscus) aguas arriba del azud de la Granadilla.

El azud y el espacio fluvial asociado se incluyen dentro de la Red Europea de Espacios Protegidos, Red Natura 2000. La visita a sus miradores y observatorio, ya en la margen derecha del Guadiana, en las proximidades de la depuradora de la ciudad, es muy recomendada para finalizar el paseo ornitológico y disfrutar de los “garceros”, zonas de concentración de garzas, tanto en el invierno como para la reproducción, aprovechando los sauces y tarajes que prosperan inmediatamente aguas abajo de la pequeña presa, cuando el rio vuelve a mostrar cierta naturalidad en su discurrir.

Polla de agua (Gallinula chloropus) y garceta común (Egretta garzetta) alimentándose bajo el Puente Real.

El espacio fluvial del Guadiana a su paso por la ciudad de Badajoz es un excelente marco histórico y paisajístico para todo paseante, y se acrecienta su valor apoyado en la elevada diversidad de fauna que atesora. Sin embargo, varias problemáticas se ciernen sobre el río y su biota, sobre todo a raíz de la presencia y proliferación de especies alóctonas, no nativas de la fauna peninsular, que compiten y desplazan a los taxones locales, siendo la principal amenaza la provocada por el camalote, el jacinto de agua, debido a la colonización que realiza de las aguas superficiales, impidiendo la entrada de luz  y la oxigenación hídrica, una especie invasora que supone muchos años la inversión de importantes recursos humanos, técnicos y económicos para el control de su expansión.